viernes, 11 de diciembre de 2009

EL SEÑOR DE TU VIDA "LAS DOS TIERRAS"

[Por: Libni López]
Hay instantes en la vida en la que nos tenemos que enfrentar a decisiones incomodas, y la mayoría de las veces preferimos no tener que decidir nosotros y dejamos que el grupo al que pertenecemos decida. Pero toda decisión presenta dos caminos, que obviamente llevan a dos lugares diferentes, y cuando dejas que otro escoja por ti, está afectando también el camino por el que transitas.


La vida está marcada por cada una de las decisiones que tomamos. Para bien o para mal tenemos el control de nuestras vidas. Tenemos el poder en nuestras manos. Desde el principio de la creación, Adán y Eva fueron libres para tomar decisiones, y claro, conocían los resultados de obedecer o no obedecer (Gen. 2:16-17).


Tal vez recuerdes que en una película muy famosa alguien dice: “Una gran poder conlleva una gran responsabilidad”; y tiene mucho de cierto esa frase. Tienes el enorme poder de decidir qué quieres de tu futuro, que camino quieres transitar; pero sobre todo a donde te lleva tu camino, te lleva a la vida eterna, o te conduce a la muerte. Es el poder de escoger donde quieres pasar la eternidad.

Así que tomate un momento para pensar, a donde te está llevando tu caminar, hoy es un buen momento para poder cambiar de camino; y si a ti te sucede lo mismo que a Tomas, que le dijo al Señor: “No sabemos a dónde vas; ¿Cómo, pues, podemos saber el camino?” (Juan 14:5); Jesús te contesta lo mismo que a Tomas: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mi” (Juan 14:6).

Un día yo también me sentí sin dirección, y por eso se que cuando no tienes un lugar a donde llegar, vas por cualquier camino, sin que te importe que hay adelante, y te soy sincero, siempre me condujeron a problemas; en mi casa, en donde estudiaba, incluso con mis “amigos”. Hasta que un día un verdadero amigo me mostro alguien que es el camino verdadero.

Me tomó demasiado tiempo, demasiados problemas, demasiadas noches sintiéndome vacío, para comprender que me encontraba como un barco a la deriva.

Ahora, no te digo que mi vida es color de rosa, y que los problemas han desaparecido, porque no es así; pero tengo un camino que transitar, hasta llegar a la eternidad; tengo un ejemplo que seguir, el de Cristo; y una razón por la cual dar gracias cada día, la vida.

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